Aprovechamos
la semana institucional de octubre, esa semana en la que los estudiantes salen
a vacaciones, para reunirnos con los profes
de algunas de las instituciones
educativas de Girardota.
El objetivo: socializar el proyecto
Literardota y Otras Letras con una de las partes
fundamentales de la comunidad educativa: los docentes. Además,
no dejamos pasar la oportunidad para hablar sobre cultura, aprendizaje de la lecto-escritura y otros temas de interés.
En
esta nueva entrada de nuestro blog compartimos con ustedes algunos de los textos que escribieron los
profes de la Institución Educativa Atanasio Girardot en una actividad que les propusimos. A partir de la lectura de un texto
llamado La sustancia oculta de los cuentos, de la escritora Yolanda Reyes, les preguntamos a los
profes cuál era la historia escuchada o leída
en la infancia que más recordaban.
Esto
fue lo que nos contaron:
CUENTO DE TERROR
En
las tardes, todos sentados en el suelo alrededor de una mesa y mi abuelo en un
taburete, nadie pronunciaba palabra, escuchábamos los cuentos de terror que
pasaban en la radio. Nuestra imaginación volaba a esos lugares, imaginábamos el
rostro de los personajes y sus lamentos.
Luego,
en las noches oscuras de lluvia, creíamos escuchar esos lamentos y sonidos que
habíamos escuchado en la radio, y llamábamos a nuestra madre.
Sara Rosa Osorio Rodríguez
Docente de la I.E. Atanasio
Girardot en la vereda Juan Cojo, Sede Olaya Herrera
EN FAMILIA
Entonces
evoco el rostro de mi madre que resplandecía de mil colores, bajo la luz de una
lámpara que alumbraba a base de petróleo, lo que permitía estos brillos
mientras nos narraba a sus ocho hijos historias que acontecían en su niñez. Y
mientras ella iba transmitiendo sus sentimientos, nosotros y mi padre la
escuchábamos y nos adentrábamos en esos hechos. Mi espíritu se llenaba de esas
historias, hasta tal punto que dejaba de
ser yo misma y me transportaba a otros mundos, donde el duende asustaba a los
niños desobedientes, donde comulgar sin preparación era someterse a fuerzas
extrañas, donde el que obraba bien tenía paz y alegría. Así transcurrió mi
niñez, llena de inquietudes pero esperanzada en escuchar nuevas historias. Era
mi madre, y todavía es, inspiradora de otros mundos, mundos en los que he ido
aprendiendo a descubrir que la vida simplemente es disfrutar lo aprendido y
buscar constantemente caminos que van más allá de lo que los humanos podemos
imaginar.
María Silvia Manco
Docente de la I.E. Atanasio
Girardot en la vereda Juan Cojo, Sede Olaya Herrera
LA SUSTANCIA OCULTA DE LOS CUENTOS
(El hilo de los cuentos)
Todos
los cuentos tienen un hilo, un idioma secreto sobre la vida y la muerte.
Bajo
el misterio de la vida y el sueño me sorprendió el mundo.
El
siguiente es el relato de la Barbacoa:
Por
una loma aparecía un cúmulo de caballos rabiosos, y en medio de semejante
cabalgata solía cabalgar un hombre sombrerón, fumando tabaco. Su sombrero era
tan grande que sobresalía entre tantos.
Dos
hombres se habían peleado hacía tiempo. El uno esperaba al otro, más malo y
agresivo, en una travesía. El que estaba esperando era bueno y esperaba al otro
alumbrándolo para que no le hiciera nada mientras llegaba a la molienda.
De
lejos veía a su enemigo acercándose en medio de lámparas y luces y ruidos de
cabalgadura.
Cuando
se acercaron pasaron y no lo vieron. Del miedo que sintió cayó privado. Sólo
quedó el olor a azufre por todo el camino. Porque quien iba montado en ese
caballo grande era el hombre malo convertido en diablo.
Marina Cañas
Docente en la I.E. Atanasio
Girardot
HISTORIA DE MI INFANCIA
De
cuando niña recuerdo una infancia muy linda, especialmente en las vacaciones,
porque nos reuníamos los primos y los mayores construían pequeñas casas donde
jugábamos las tardes enteras.
Al
caer la noche, mi papá nos contaba historias de mucho miedo, pero de mucho
miedo, como la Llorona o historias sucedidas en el sector. Pero los preferidos
eran los cuentos de Cociaca.
La
abuela paterna nos contaba que su padre, es decir mi bisabuelo, era escritor
aquí en el pueblo de Girardota. Se llamaba Laurencio Sierra y era el que
escribía las cartas a todos los enamorados. De esa época no recuerdo un poema,
pero se los quedo debiendo porque de verdad quiero publicarlo.
Gloria Cecilia Ruíz
Docente en la I.E. Atanasio
Girardot
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