La escuela tiene uniformes, lineamientos, currículos, quisiera tener máquinas, filas, pupitres, mallas, leyes, estadísticas, planillas, calificaciones, cuadros, mapas , exámenes y otros mil esquemas donde pareciera no cabe lo humano concreto. Lo de carne, hueso y vísceras, materia quizá de la que están hechos el amor y el infinito que, de pronto, resurge en la voz incipiente de los estudiantes, jóvenes con pasiones intensas que son la vida en su máxima expresión de ímpetu.
Los siguientes
ejercicios son Hojas de taller, después
de leer el poema Visión de Aramís Quintero, aparecido en Raíz de Amor,
Antología poética, cuya selección realiza Ana Pelegrín en la Ed. Alfaguara, y
después de paciente escritura y reescritura
amor e infinito asomaron un ápice.
REACCIÓN
QUÍMICA
Observo lentamente la ciudad
Desde la ventana de un edificio,
A la multitud que camina indeterminadamente
Sin rumbo fijo.
Mis ojos se encuentran el resplandor de los tuyos.
Me admiro de tanta sutileza y pureza,
Hasta el punto de encontrar
La respuesta a mi ecuación química,
Aquel balanceo que deseaba
En medio del análisis;
Aquella reducción
En la que mi personalidad se reduce
Y la energía aumenta.
Al tiempo de unos cuantos números atómicos
Te retiras con una tierna mirada,
Te alejas de la escena
Y mis emociones se oxidan
Perdiendo su carga eléctrica.
Despierto lentamente
Y veo que todo
Fue una enzima más de imaginación.
Laura
María Vásquez, 11°
Institución
Educativa Emiliano García
Docente
tallerista Julián Ospina S
ME
ECHÉ A DORMIR
Voy por el camino hacia la escuela
Aún no salía el sol, pasa un bus
Se baja un profesor, al instante se aleja.
Voy tranquilo. Antes de llegar a la escuela
Veo un signo: un ocho acostado en la acera
Haciendo extraños sonidos.
Me acerco y escucho: ¿Se te perdió algo que ves?
Asustado me alejé, llegué al aula de clase y ahí
estaba el profesor de matemáticas.
En el tablero estaba ese signo extraño que vi en la
acera
El profesor explicaba que era el infinito.
No entendí, quedé desconcertado
Decidí dormir un rato, me desperté inesperadamente.
Y el profesor ya no estaba, le pedí ayuda a un
compañero.
Me explicó otra vez el infinito y de una lo
entendí.
La próxima clase había llegado
Hicieron examen y lo gané
Es mejor decidir no dormir
No dejar a un lado el aprendizaje
Que te da cada suceso de la vida
Hasta los borrachos tirados en las aceras.
Jaime
Andrés Campuzano, 11°
Institución
Educativa Emiliano García
Docente
tallerista Julián Ospina S
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