Por: Carlos Castro Saavedra
Hay que aceptar, en principio,
que es difícil cantar, barrer, tomar los alimentos, leer una novela, caminar,
buscar acomodo en los vestidos y los buses, responder a los niños las preguntas
que hacen y aprender las lecciones de los ríos, los árboles y las estrellas.
Todo cuesta trabajo. Hasta ver
que amanece o que anochece, hasta decir a alguien que parece que va a llover y
anudar los cordones de los zapatos.
También escribir es un duro
ejercicio, una tarea que duele, una especie de terca y confusa agonía que no
puede evitarse, sobre todo los días en que se pierden las palabras en sus
extraños reinos interiores y no es posible dar con ellas, aunque se busquen con
ahínco y se llamen con gritos suplicantes.
Es como si las venas se cerraran
e impidieran el paso de la sangre, como si los desiertos invadieran la vida con
sus inmensos arenales, su soledad sin límites y su calor insoportable.
Seca el alma, lo mismo que la
frente y que la boca. La sed avanza por la piel y por debajo de ella, y una
fiebre que todo lo calcina, achicharra los sustantivos, y los adjetivos y los
verbos, mientras las quemaduras se propagan por toda la existencia.
Pesados los temas, como rocas o
muertos del tamaño de montañas, los continentes y los mares. Un paso y después
nada, otro paso y el cuerpo sepultado en el suelo, en el barro, y en el polvo
de los caminos más estrechos.
Se tiene la impresión de que por
dentro sólo moran abismos y se derrumban, con el paso del viento, pueblos
abandonados. Parece que la rosa pensada tercamente se marchita en el fondo del
cerebro cuando apenas comienza a brotar de la sombra y a levantar su primer
pétalo.
En suma, pues, no es fácil
escribir, dejar en el papel los pensamientos, los sentimientos y los sueños,
como dejan los caminantes, tras sus pasos, las huellas de sus pies, en el piso
mojado por la lluvia o por la sangre de los genocidios.
Nunca es fácil reunir las palabras y convencerlas de que reunidas, agrupadas, produzcan el milagro de ser
hermosas y expresivas. Aún en los momentos en que el idioma fluya sin mayores
tropiezos y parece que brilla como un río bajo las luces del verano, las
dificultades se presentan, bien sea en forma de palomas negras o caballos
embalsamados.
No llegan los nombres de las
cosas –sus verdaderos nombres- o llegan retrasados y maltrechos. Y lo que es
peor: aparecen a veces con brillo sospechoso, con un esmalte falso que conmueve
al principio pero que pronto languidece y se apaga entre sombras y tinieblas.
Con sangre –no con tinta- tal
como alguien lo dijo y se sigue diciendo, se escribe mucho y poco queda. Casi
nada a la postre se sostiene y logra conservar el equilibrio que de verdad lo
es y que tiene un arraigo perdurable en la belleza y el misterio.
Incontables los días que nacen
frescos y radiantes y mueren a mitad de la mañana, cuando empiezan apenas a ser
tibios y a prometer en formas balbuciente una tarde dorada y codiciada por las
golondrinas, los mineros y los joyeros.
Escribir es morir a cada
instante, perder batallas a menudo y amasar con derrotas (sobre todo con ellas)
un pequeño cadáver victorioso, en apariencia al menos.
Equivocados los que piensan que
poner las palabras, unas tras otras, sobre un pedazo de papel, es un juego de
niños, una manera de matar el tiempo que nos está matando. E ilusos los que
esperan escritos inmortales siempre inmortales y perfectos- porque de arder y
arder sólo queda ceniza en abundancia y a veces un diamante diminuto sobre un
montón de escombros.
El texto no es fácil escribir me pareció que me enseña que escribir no es quemar tiempo y no es un juego que no es fácil porque nosotros sufrimos mucho, porque barrer cantar, bailar, etc. Es como si fuera un reto porque nosotros no nacimos aprendidos ni nadie es mejor que otro porque todos somos capaces de hacer todo, porque si no lo proponemos lo podemos lograr.
ResponderEliminarPaula Andrea Cuevas Salazar.
604.
Institución Educativa Atanasio Girardot.
Me parece que es un texto que quiere decir que ser un poeta no es fácil y requiere un aprendizaje de las letras muy grande y nos ayuda a aprender que solo poner un montón de letras juntas no es aprender a escribir sino que escribir es saber el estudio de las letras y saber cómo conjúgalas.
ResponderEliminarMateo Andrés Saldarriaga Córdoba
Institución Educativa Atanasio Girardot
6¬-04
Me pareció que es un texto súper bueno es entretenido y me gusta mucho el nombre es: no es fácil escribir.
ResponderEliminarJuan Sebastián escudero gil.
Institución educativa Atanasio Girardot.
6-04