lunes, 25 de agosto de 2014

POEMAS DE LUCÍA ESTRADA

POEMAS DE LUCÍA ESTRADA*


EL AIRE se abrió lentamente con el sonido de las campanas, y en los cuartos,
cada cosa ocupó su lugar y su nombre, revelando de las palabras
su extraño alfabeto.
Entonces todo era posible bajo esa luz de invierno que dibujó tu rostro.
¿Quién habita en esta tierra precedida por el ángel?
¿Quién dispuso los vasos en los que beberíamos el fervor de una pregunta?
Señalaste tras la ventana un jardín cerrado,
y en él un estanque vacío esperando por mis ojos. Era preciso
mirarlo con atención antes de que se diluyera en la penumbra.
Estábamos inmersos en el paisaje, y las voces del jardín venían desde adentro,
y las formas encontraban entre sí  su correspondencia.
Algo dijiste del vacío, y a lo lejos,
la fuente brilló en su propia oscuridad.
Esto es lo que soñamos. Hundirnos en la transparencia
y en el movimiento de la luz. Ella recorre paciente lo que para nosotros
había perdido su misterio. Aquí están todas las cosas recién descubiertas,
y el mundo, cada vez más liviano, cada vez más pleno de sí mismo,
cada vez más verdadero.
Puedo escuchar el rumor de las puertas que se abren
para conducirnos a otro silencio, y cómo cavamos en él
aunque las cuerdas de la voz se hayan debilitado.
El estanque se cubrirá de agua. Puedo presentirla.
Es oscura y asciende hasta tus ojos llenándote de extrañeza.
Pero delante de ti, nada perderá su claridad.
Deja que tu corazón entable cercanía con la muerte,
que allí también encontrarás presencias luminosas.
Será entonces como si nunca

te hubieras apartado del camino: “El resistir lo es todo”.

***


ABRO LA NOCHE para recibirte. En cada palabra
mis manos inician un largo recorrido hacia la sombra,
hacia lo que no es posible abarcar. Y sin embargo,
helo ahí como si quisiera traernos un pedazo de nosotros mismos,
un fragmento de luz, una sílaba cerrada en su misterio.

Nombrarte es el comienzo del exilio. Y permanecer en ti
una constante despedida. Ofrezco mis ojos a lo que se diluye bajo tu lámpara.
A la eternidad que se desteje minuto a minuto para que yo pueda entrar en ella.
Sin cortejos. Sin una guía para mis pasos.

Escribo en el polvo este no saber hacia dónde,
a qué distancia se oculta la rosa.
Nuestro diálogo es el inicio del viaje, su silencio el camino de retorno.

Es necesario permanecer a la intemperie.

*Lucía Estrada (Medellín, 1980) Hace parte del comité editorial de la revista
Alhucema, Granada-España, y de la Coordinación Cultural de la Corporación Otraparte en Envigado. Ha publicado los libros de poesía Fuegos Nocturnos (1997); Noche Líquida (San José de Costa Rica, 2000); Maiastra (2004); Las Hijas del Espino, Premio de Poesía Ciudad de Medellín (2005);  La noche en el espejo (2010), Premio Nacional de poesía Ciudad de Bogotá y Cuaderno del Ángel (2012), Beca de Creación en Poesía, otorgada por el Municipio de Medellín. 
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